El autobús 2857, en el que se produce el incidente, se conserva en el Museo de los Derechos Civiles de Montgomery.
Imaginad una noche en el campo, a ras. Hace frío. Pese a estar
abrigados, todos estamos tiritando y podemos sentir la humedad en los huesos.
Sin embargo, estamos tranquilos. Todos hemos contribuido a crear una gran
montaña de ramas y troncos secos, a la que no le falta de nada. Con
meticulosidad y, poco a poco, primero hemos comprobado que no estamos cerca de
las copas de los árboles; después hemos cavado un agujero con la suficiente
profundidad; tras esto hemos perimetrado el hoyo con grandes piedras; hemos
continuado situando dos troncos anchos de forma paralela que servirán de sujeción
de la estructura; una buena base de papel de periódico, después pequeñas ramas;
encima algunas piñas y finalmente los grandes troncos. En definitiva, hemos
creado la fogata, la pira perfecta. Solo falta encenderla. Todos buscamos en
nuestros bolsillos, pero… ¡vaya! nadie ha traído cerillas, ni un mechero, ¿en
serio? ¿nadie sabe cómo encender la fogata? … Todos necesitamos encenderla para
calentarnos, la hemos estado preparando, pero nadie sabe cómo hacerlo. Falta la
chispa.
Este símil de la hoguera es perfecto para la historia a la que nos
vamos a acercar hoy. Durante años, muchos y muchas, hombres y mujeres, jóvenes
y ancianos, fueron preparando la hoguera, incluso entregando su propia vida,
pero sin ser capaces de echar a arder la madera, hasta que un día, en uno de
esos extraños recovecos de la vida, un suceso en apariencia normal que se
produce en un autobús, hace que por fin todo eche a arder.
Rosa Parks, símbolo de las generaciones futuras.
Vamos detener hoy el tiempo en un breve instante que lo cambió
todo. Pocas veces en la historia un hecho tan insignificante tuvo tantas
consecuencias como aquel incidente, que no pasaría de lo anecdótico sino le
hubiera sucedido a una mujer especial, muy especial. Veréis …
Rosa Parks fue despedida un mes después del incidente en el autobús.
Es 1 de diciembre
de 1955. Es de noche, una mujer de 42 años sale del Montgomery Fair, un
importante establecimiento de moda, después de su larga y agotadora jornada
laboral. Camina lentamente, es modista y ha estado de pie desde que llegó. Las
piernas le pesan, y siente algunos pequeños calambres en las pantoriillas. Con
paso lento pero decidido se dirige hacia la parada del autobús. Allí esperará
la llegada del autobús 2857, que se dirige a la avenida Cleveland de la ciudad
de Montgomery, en Alabama, para regresar a casa. Cuando el autobús llega y abre
su puerta delantera, nuestra protagonista da unos pasos y se detiene
bruscamente al ver al conductor. Lo reconoce inmediatamente, ha estado
evitándolo desde el incidente que tuvo con él hace 12 años. Fue hace mucho pero
no ha olvidado su cara y lo que pasó. Recuerda como la engañó y la dejó en
medio de la carretera como a una idiota después de haber pagado el billete. Está
tentada de no subir y esperar el paso del siguiente, pero está muy cansada y
quiere volver a casa cuanto antes. Sube mirándole fijamente y da las buenas
noches, a lo que el conductor no responde. Deposita los 10 centavos del viaje,
que el conductor recoge sin mirarla. Cuando gira el cuerpo y da el primer paso
dirigiéndose al interior del autobús, el conductor dice en tono seco:
- - No. Por ahí no. Por la puerta de atrás.
Se lo temía. Sabía que lo volvería a hacer. Con la cara crispada,
asume la ofensa, pero no responde nada. Solo quiere volver a casa. Baja del
autobús y con paso rápido se dirige a la puerta de atrás, que el conductor
acaba de abrir. Al menos, piensa, no se largará como la otra vez. Cuando sube a
la parte reservada a ellos, solo hay un asiento en la primera fila vacío. Se
apresura y se sienta junto a otros tres hombres que son como ella. El conductor
cierra las puertas y reanuda la marcha, no sin antes mirarla de soslayo y
brevemente por el retrovisor.
Lo que iba a pasar a continuación cambiaría la historia. Unos
dicen que fue el acto impulsivo de una modista simplemente cansada y agotada, y
otros que en realidad fue un acto premeditado y planeado desde la asociación a
la que pertenecía esta mujer. Y nosotros, desde esta tribuna de anécdotas de la
historia, decimos que ¡Qué más da! Fuera voluntario o involuntario, cansada o
no, fue un acto valiente, de una mujer a la que el propio Martin Luther King en
uno de sus numerosos escritos describió así:
“Era una
persona amable, con radiante personalidad, suave expresión y suma tranquilidad
en todas sus actuaciones. Su carácter era impecable y sus convicciones
profundamente arraigadas”
Hemos dejado a nuestra protagonista sentada. Después de tantas
horas de pie siente que las piernas se relajan, y los pequeños baches del
camino hacen que el autobús se balanceé en un movimiento que empieza a
generarle somnolencia. El autobús está lleno. Nadie habla ni se mira. Las caras
de todos los pasajeros muestran el cansancio de un largo día de trabajo. Y es
entonces cuando el autobús comienza a frenar, hasta detenerse en la siguiente
parada. Al abrirse la puerta delantera, suben varios pasajeros. El conductor
saluda, e inmediatamente gira la cabeza mirando claramente a la mujer y a los
otros tres hombres que la acompañan en la fila, y les dice de forma seca:
- - ¡Necesito
esos asientos del frente!
Los hombres sentados junto a nuestra mujer dan un pequeño
respingo, y comienzan a levantarse obedientemente con toda normalidad. Dejan
sus asientos vacíos y retroceden unos pasos, hasta quedarse de pie en medio del
pasillo asiendo con la mano una de las barras que se extiende por el techo. El
resto del viaje deberán hacerlo de pie… pero ella, la mujer diferente, la
modista cansada cuyo nombre, Rosa Parks, será conocido en todo EEUU en las
semanas posteriores, no se levanta, ni siquiera se mueve. Blake, que así se
llamaba el conductor, observa que uno de los cuatro había ignorado su orden y
no iba a permitir que esa maldita y pequeña mujer lo hiciera quedar como un
tonto. Se levanta de su silla, y comienza a andar en dirección a Rosa. Rosa
Parks recordará este momento en su autobiografía con estas palabras:
“La gente
siempre dice que no cedí mi asiento porque estaba cansada, pero eso no es
cierto. No estaba cansada físicamente. No mas cansada de lo que me sentía
usualmente al final de un día de trabajo. Pero sí estaba cansada de algo,
estaba cansada de ceder”
¿Por qué el conductor le estaba pidiendo que se levantara de su
asiento para dejar que un hombre que acababa de subir se sentara? Porque ella
era negra, y el pasajero que acababa de subir era blanco. Era la ley. Las leyes
del estado de Alabama, quizá el estado mas racista de EEUU a mediados del s.XX.
Unas leyes tan grotescamente segregacionistas, que había lavabos para negros y
lavabos para blancos, fuentes para beber agua de negros y de blancos, los
negros nacían en unos hospitales y los blancos en otros, los negros eran
enterrados en un cementerio y los blancos en otro, o comercios que lucían orgullosamente
el “ONLY WHITE”. De la misma manera, los autobuses de esta ciudad tenían zonas
divididas y exclusivas: zona para negros y zona para blancos. Toda esta
política de segregación se hacía bajo la irrisoria premisa de “separados pero
iguales”, algo absolutamente falso que no se cumplía, porque siempre para los
negros los colegios eran peores, los hospitales estaban peor equipados, y hasta
los lavabos eran mas pequeños.
Además, había otras amenazas para los negros, peligros que podían costar la vida… el Ku Klux Kan. La amiga de Rosa Parks, Ecozy Williams, criada de una casa de blancos narra lo siguiente:
Lavabos para blancos y lavabos para negros
Además, había otras amenazas para los negros, peligros que podían costar la vida… el Ku Klux Kan. La amiga de Rosa Parks, Ecozy Williams, criada de una casa de blancos narra lo siguiente:
“Debíamos
planchar, lavar y atender a los niños. Yo podía cuidar de sus hijos, pero no
podía beber de la misma taza. Y un día, limpiando los armarios, encontré esas
máscaras blancas”
El Ku Klux Kan se paseaba con toda normalidad, incluso a plena luz del día, en el estado de Alabama.
Fijaos el ambiente en el que trataban de desarrollar la vida las
personas negras. Escuchad estas declaraciones de un miembro del Ku Klux Kan de
la ciudad de Montgomery. Decía así:
“Cuando
estaba en el instituto había negros que se creían mejor que nosotros, los
blancos. A veces los golpeábamos con bates de beísbol. Los golpeábamos y les
hacíamos saber que éramos blancos poderosos”
Cartel a las puertas de un comercio en Montgomery
La segregación llegaba a tal punto, que los autobuses de
Montgomery tenían dos puertas, pero no para reservar una para subir y otra para
bajar. Sino porque los negros subían por la puerta del conductor para pagar el
billete. Una vez pagado, y para no tener que atravesar por la zona donde
estaban sentados los blancos, bajaban del autobús y subían por la puerta
trasera.
El caso de Rosa Parks se ajustaba perfectamente a la ley. El
método era sencillo: si el autobús estaba completamente lleno y subía una
persona negra, debía hacer el trayecto de pie, pero si subía una persona
blanca, uno de los negros debía levantarse y dejar su sitio al nuevo viajero
blanco, que tenía preferencia. Igual que hoy en día cedemos un asiento a una
mujer embaraza o a un anciano, en 1955 el negro debía cederlo solo porque la otra
persona era blanca.
Pero regresemos a nuestra mujer negra, la modista Rosa Parks. Allí
sentada, en su asiento, bajo la mirada inquisidora de los blancos y del
conductor, que se aproxima hacia ella, y la actitud perpleja y asombrada del
resto de pasajeros negros, se niega a levantarse.
El conductor, Blake, llega hasta ella, y le pregunta en tono
neutro:
- - ¿Se va a levantar?
Rosa alza la vista, sabe que lo que va a hacer es ilegal, pero
mirando a los ojos con gran dignidad y para que la escucharan todos, dice:
- - No.
Blake, notablemente alterado y rabioso por aquella mujer negra,
enfurecido y dolido en su amor propio de supremacista blanco, la amenaza:
- - Bueno, entonces voy a hacer que la arresten.
Y entonces Rosa Parks, con gran tranquilidad y sin inmutarse,
asumiendo lo que estaba por llegar, respondió:
- - Haga lo que tenga que hacer.
El furioso conductor suspendió definitivamente el viaje,
inmovilizando el autobús. Y mientras llamaba a la policía, Rosa Parks
permaneció impasible en su asiento.
Uno de los policías que acudió a la llamada del conductor describe
el momento así:
“Yo era
motociclista, y acudí ante el aviso de un conductor de autobús. Cuando llegué,
el conductor me explicó que una mujer negra se negaba a moverse de su asiento.
Cuando llegaron dos compañeros mas, subimos al autobús, vimos a la mujer y el
conductor, señalándola, dijo: esa”
A continuación, la policía comunicó a Rosa Parks que había
cometido un delito y que iba a ser detenida, a lo que está respondió
“Arresteme”. Uno de los policías preguntó a Rosa Parks “que ¿por qué no se
había levantado?”, y esta contestó con otra pregunta:
"Y ¿por qué ustedes los
blancos no dejan de empujarnos por todos los lados?"
Rosa Parks es entrevistada tras salir del calabozo después de ser detenida.
Rosa Parks es arrestada y llevada a la comisaria. La noticia del
nuevo agravio y de la detención de una mujer, corre como la pólvora por la
comunidad negra de Montgomery, llegando también a oídos de un reverendo que
está dando sus primeros pasos en la ciudad: Martin Luther King. Al día
siguiente, tras una reunión de varios líderes civiles y religiosos negros, se
decide imprimir unas octavillas que serán repartidas por toda la ciudad. En
ella se pide un boicot a los autobuses el lunes siguiente como forma de
protesta por la detención de Rosa Parks.
Pero, ¿cuál fue el resultado de este llamamiento? Nada mejor para
observar el resultado que recoger las propias palabras, en forma de diario, del
reverendo Luither King:
Estaba en
la cocina bebiendo mi café, cuando oí gritar a Coretta: “Martín, Martín, ven
enseguida”. Corrí y me acerqué a la ventana. Mi mujer señaló el primer autobús
de la mañana y alegremente dijo: “Va vacío”. Durante todo el día recorrí la
ciudad observando los autobuses vacíos. Los trabajadores negros iban en taxi o
compartían coche. Se veían hombres montando mulas dirigiéndose a su trabajo y
mas de un coche de caballos. Durante las horas punta las aceras estaban
atestadas de trabajadores y obreros negros que caminaban hacia sus trabajos o
regresaban de estos, recorriendo a veces distancias de hasta 20 millas.
Miembros de la comunidad negra el día del boicot, dejando pasar el autobús al grito de "¡No nos llevéis hoy!"
En el juicio que se celebra contra Rosa Parks, esta es declarada
culpable, y condenada a pagar 14 dólares. Rosa Parks, declarara en este juicio
lo siguiente:
"El joven blanco que estaba de pie no había pedido el asiento; fue el conductor el que decidió crear un problema"
Muchedumbre agolpada alrededor de los juzgados el día del juicio contra Rosa Parks.
Esta será la 1ª ocasión en la que un negro será condenado por
desobedecer las leyes de segregación. A la salida del juicio, Parks, junto a
Luther King y otros líderes se preguntan: ¿Qué hacemos ahora? Deciden crear una
nueva organización que dirigirá a partir de ese momento el movimiento: la
Asociación Progresiva de Montgomery, presidida por Luther King. Esta asociación
decidirá continuar con el boicot indefinido a los autobuses, que durará un total
de 381 días, hasta que una sentencia de la Corte Suprema declara ilegal la segregación
en los autobuses en todo el país.
Martin L. KIng en la famosa reunión en la Iglesia donde se decide que él encabece el movimiento y donde se aprueba el inicio del boicot indefinido a los autobuses.
Durante este año de boicot, tanto los propietarios de la empresa
de autobuses, como los concejales, se negaron a negociar con la comunidad
negra, y eso que, fijaos, lo que pedía la asociación de Luther King nos puede
producir por su simplicidad hasta una sonrisa. Eran solo tres puntos:
1- Que se garantizase un trato cortés por parte
de los conductores.
2- Que los pasajeros se sentaran en los autobuses
bajo la base de: el primero que llega, primero que se sienta,
independientemente de su color de piel.
3- Que, a los conductores negros de autobuses, se
les asignasen las rutas mas frecuentadas por negros.
El impacto de que en una ciudad de 100000 habitantes, 42000 negros
dejasen de utilizar el autobús fue brutal para la empresa. Pero, pese a ello,
pensad hasta que punto llegaba el supremacismo blanco, que la empresa prefirió entrar
en bancarrota antes que ceder.
El boicot de los autobuses; el levantamiento y unión de la
comunidad negra de EEUU; y la repercusión mundial del problema de la
segregación; se debió a la negativa de una mujer a levantarse de un asiento de
un autobús.
Fue este famosísimo incidente del autobús, la chispa que encendió
la hoguera de la lucha por la igualdad, y la historia de una mujer, Rosa Parks,
que es considerada, con toda justicia, como la madre del movimiento por los
derechos civiles en EEUU.
Como dijo Luther King:
“Ese día tuvo lugar un milagro. La dormida y
pasiva comunidad negra se había por fin despertado totalmente”
Y para finalizar, en una entrevista al poco de ser puesta en
libertad, Rosa Park manifestó:
“Hasta
donde puedo recordar siempre me he resistido a la idea de ser maltratada y
oprimida debido a mi raza y pienso que todas las personas deben ser libres sin
importar su color”
Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:
El libro de Eric Metaxam, Siete mujeres y el secreto de su grandeza. Una de ellas es Rosa Parks. En él podemos leer con detalle los instantes de la detención de Rosa Parks, pero además podemos entender la grandeza de su figura.
Hay unos textos autobiográficos de Martin Luther King, recogidos bajo el título Un sueño de igualdad. En varios capítulos podemos leer la narración de estos acontecimientos que hace el reverendo, con su particular visión cristiana del mundo.
Un documental, titulado Tiempos poderosos: el legado de Rosa Parks.