viernes, 22 de febrero de 2019

VOLVER A CASA: LA INVASIÓN DEL VALLE DE ARÁN



Incursiones guerrilleras durante la Operación Reconquista de España

Hoy traemos a la radio una historia que quizás muchos de los que nos escucháis desde los Pirineos conozcáis mejor yo, pero que en un espacio dedicado a anécdotas de la historia era imposible no traer. Una historia fascinante, una locura absolutamente conmovedora.

Demos rienda a la imaginación e imaginemos por un momento la siguiente escena: un soldado iza una bandera en la sede del ayuntamiento de una localidad española, pero no es la bandera nacional, sino la tricolor, la bandera de la república. Esta escena no sería extraordinaria sino se estuviera produciendo en el año 1944, 5 años después del final de la guerra civil, y en plena construcción del nuevo régimen. En una sociedad empobrecida y diezmada, que sufría en esos años una política represora cuya materialización era la purga pueblo a pueblo, casa a casa, de todos los elementos subversivos y vinculados a la República. En ese contexto, por última vez, la bandera republicana ondeará en España en varios municipios, sin que Franco pueda hacer nada.
Esta es la historia de una operación. Una operación que pudo cambiar el curso de la historia, el último estertor de la derrotada República. Esta es la historia de la operación “Reconquista de España”.

Si los que nos escucháis desde el Pirineo, tenéis la suerte de conservar con vida a algún familiar o amigo cuyos años ronden los 80 o 90, podéis hacerle la siguiente pregunta: ¿recuerdas sobre el año 45 o 46 la presencia de soldados moros en los pequeños pueblos del Pirineo oscense? Utilizo, como os imaginaréis la palabra moro, no con sentido peyorativo, ni mucho menos, sino porque era el término utilizado popularmente en aquella época. Por favor, que nadie se enfade. Quizá con fortuna alguno de estos familiares o amigos, ya ancianos, recuerde su presencia en zonas como San Juan de la Peña, Ayarbe, Benasque o Graus. En esos años la presencia de moros en aquellas zonas debió ser como ver un dragón volar, y es probable que a alguno se le quedara la imagen grabada siendo un niño o un adolescente. Además, no pasaron precisamente inadvertidos, ya que generaron muchos problemas con la población local: robos, acoso a mujeres, peleas. Si encontráis a alguien que lo recuerde, sería un momentazo de radio que pudierais llamar a la emisora y contarlo en antena.

¿Qué hacían de repente estos soldados de las unidades de élite del ejército franquista ocupando pequeños pueblos de los Pirineos en los primeros años de la posguerra? ¿Por qué ya acabada la guerra Franco inundo el Pirineo con más de 100000 soldados, es decir, con prácticamente todo su ejército? Realmente estaba asustado, muy asustado. ¿Por qué?

Nadie quiso aclarar hasta muchos años después qué paso, cómo se llegó a esa decisión. Franco quiso borrarlo de la historia por que suponía reconocer su propia debilidad y su propio miedo. Y los invasores decidieron olvidarlo y hablar lo mínimo de ello, porque lo consideraron vergonzoso en su planificación y ejecución, indigno de aquellos españoles republicanos de la resistencia que habían vencido nada mas y nada menos que al todopoderoso ejército alemán en el sur de Francia.

A las 6 de la mañana del 19 de octubre de 1944. El antiguo coronel republicano López Tovar firma la orden. No hay vuelta atrás. 4500 soldados inician la marcha hacia los Pirineos. Descabellado, absurdo, surrealista, disparatado o insensato. ¿quién sabe? Ponedle el adjetivo que queráis. Lo cierto es que era la última oportunidad. Es el inicio de la “Operación Reconquista de España”.



Guerrilleros en los Pinineos


Pero antes de nada, pongámonos en el contexto de esta historia:
El desembarco de Normandía trajo la pronta liberación de Francia. La resistencia española al sur de Francia había cumplido su función. Ya bastaba. Mientras el resto de tropas aliadas miran hacia el Norte, hacia Berlín, con la intención de llegar antes que los soviéticos, los españoles no. Los españoles vuelven sus ojos hacia el Sur, hacia los Pirineos. La puerta de entrada a España. Estos españoles, unos 10000, organizados bajo las siglas de la AGE (Agrupación de Guerrilleros Españoles), estaban asentados y organizados en el sur de Francia: en sus bases, denominadas Chantiers, entrenaban a los guerrilleros, se falsificaban los salvoconductos para moverse libremente por la Francia ocupada, y se almacenaban las armas robadas a los alemanes y las que enviaban los ingleses. Tenían un periódico “Reconquista de España” y una emisora de radio, Radio España Independiente, la popular Pirenaica.




Portada del periódico Reconquista de España

En aquel caluroso verano francés de 1944, con Francia liberada de los nazis, una ola de euforia, de optimismo, de convicción de que era la hora de que Franco pagara la factura, recorría las cabezas, y sobre todo los corazones, de la resistencia político y militar antifranquista. Se habían enviado a España entre junio y agosto avanzadillas, espías, para que testasen el clima social en el interior de España. Los informes de estos grupos eran contundentes, lo que hace mas inexplicable aún la decisión que se tomó mas tarde: “Ni el país estaba al borde de la insurrección, ni el pueblo deseaba una nueva confrontación civil” Al hilo de esto, un preso político republicano convicto en una prisión franquista diría mas tarde:

“Nosotros éramos los rehenes de Franco. Gracias a Dios que los guerrilleros no pasaron de ahí, si llegan a internarse en Lleida o en Aragón, nos hubieran fusilado a todos”.

En este punto de la historia, con los ánimos enfebrecidos y exaltados de los exiliados y guerrilleros republicanos, emerge una figura poco conocida, pero de un calado enorme. Hablamos de Jesús Monzón, líder del PCE y de la UNE (Unidad Nacional Española) y que es el que toma la decisión de la invasión. Monzón, personaje carismático donde los haya, impuso su tesis, que la estrategia correcta para derrocar a Franco era, nada mas y nada menos, la invasión de España para provocar una insurrección interna y la ocupación de una franja de territorio en el que se instalaría de nuevo el gobierno de la República. Una vez instalado, las potencias aliadas invadirían España y acabarían con Franco. Pese a las innumerables controversias , y al olvido histórico al que se le sometió en los años que le quedaron de vida, Monzón no iba del todo desencaminado: un superviviente, oficial americano que liberó París, afirma con rotundidad que el ejército americano tenía decidido cuando liberó Francia, proceder con la invasión de España. Es más, afirma que la estrategia estaba decidida. Asegura que su ejército tenía preparadas 7 de las 100 divisiones que tenían en Europa para tomar España y que estas estaban concentradas en Marsella. Dice, con seguridad, que el alto mando americano ya tenía las fotos de los aviones de reconocimiento que habían sobrevolado toda España localizando los emplazamientos militares franquistas. Además, afirma que los americanos no esperaban gran resistencia del ejército franquista, y que Franco, con gran ineptitud se lo había puesto todavía más fácil al concentrar a su ejército en los Pirineos, ya que ellos no pensaban atacar por ahí, si no que en una maniobra envolvente desembarcarían en el Mediterráneo y en Cantábrico, a la vez que una división paracaidista caía sobre Madrid, destrozando las vías de comunicación y haciéndose con el control de los edificios oficiales. Finalmente, como todos sabemos, los americanos jamás entraron en España. ¿Las razones? Esa es otra historia.

Como dijo después un guerrillero español: 

“Nuestro objetivo era España. Pensábamos que cuando echáramos a los alemanes, los aliados le dirían a Franco: venga, se acabó la broma, fuera de aquí, pero esto jamás sucedió”

Decidida la invasión, había que elegir la posición exacta por donde se haría. El lugar fue elegido, y la operación pasó a los libros de historia como LA INVASIÓN DEL VALLE DE ARÁN. La razón de la elección de Arán era su especial situación, ya que estaba mejor comunicado con Francia que con España, y en invierno quedaba completamente aislado. Además, logrando el control del puerto de Bonaigua y el túnel de Viella, podría incluso establecerse un gobierno de la República en territorio español.

Para esta invasión, la invasión del Valle de Arán, se creo una división especial: la división 204, formada por 12 brigadas. La invasión tuvo cierto éxito al principio. Los destacamentos de los pueblos fueron pillados por sorpresa, y la división 204, al margen de conquistar muchas pequeñas localidades, hizo mas de 300 prisioneros. Parecía, que el resto de incursiones guerrilleras que se habían realizado por distintas zonas del Pirineo habían tenido el fruto esperado: despistar y disgregar al grueso del ejército franquista. Estas incursiones menores, realizadas a la par que la del Valle Arán, se llevaron a cabo principalmente en el valle del Roncal y Roncesvalles, en Canfranc , en Hecho, en el valle de la Fueva. Sin embargo, los servicios de espionaje franquistas infiltrados en Francia habían detectado meses atrás los movimientos de los guerrilleros españoles: en cuanto la división 204 puso un pie en el Valle de Arán, el ejército, a los mandos del los generales Moscardó y Yagüe, se dirigieron a la frontera con varias divisiones.



Tropas franquistas aproximándose a Arán

Por otra parte, y ante la sorpresa de todos, la llegada de los guerrilleros republicanos fue tomada con recelo por los araneses. No se les vio como un ejército de salvación. A nadie le gustaba la idea. Incluso los guerrilleros tuvieron que contemplar el espectáculo desolador de como los presos políticos de un batallón de trabajo, salían huyendo en cuanto los vieron.

La invasión se cortó en seco al llegar a Viella, capital del Valle Arán, y donde se pretendía instalar el gobierno de la República. Protegida con morteros, ametralladoras y cañones, los guerrilleros titubearon y no se decidieron a atacar, pese a que contaban también con artillería abundante. La dirección del PCE, ante las dudas de López Tovar para atacar Viella, se desplazaron a Aran, y según cuenta el propio Tovar, le ordenan e insisten en que debe tomar Viella, pero este se niega repetidamente y les dice literalmente:

“Tomar Viella me va a costar 40 o 50 muertos, y ¿para qué? Me habíais prometido que habría sublevaciones en Madrid, Barcelona, Valencia, … y no ha pasado nada”



Túnel de Viella. Único acceso al Valle de Arán

Tras 10 días, y la llegada de divisiones completas del ejército franquista que empezaban a envolver a los guerrilleros, se dio la orden de retirada.
¿Por qué salió mal? ¿Por qué, pese a que las condiciones eran las adecuadas para conquistar este valle y llamar por fin la atención internacional no se pudo conseguir?
 La respuesta, como siempre, está en los protagonistas. El mismo López Tovar dejaría escrito mas tarde:

“Yo redacté la Orden General de Operaciones y la hice cumplir, pero estaba seguro de que no conseguiríamos nada. Por eso al mismo tiempo que tomé las medidas para atacar, tomé las medidas para la retirada”

Nadie creyó en la aventura ni en las posibilidades reales de éxito: ni la población española, hambrienta y aterrada quería sublevarse, ni los aliados iban a acudir a acabar con un régimen en el que confiaban como muro anticomunista.
Lo cierto es que estos 10 días de 1944, fueron los últimos en que la bandera republicana ondeó en ayuntamientos españoles, y también que esta es la historia del mayor peligro al que jamás se enfrentó el régimen franquista en su, por cierto, placentera y relajada existencia.

Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:


- El documental de Canal Historia, La Invasión del Valle de Arán, dentro de la serie documental LA ILUSIONES PERDIDAS.

- El libro Maquis, historia de la guerrilla antifranquista del historiador Secundino Serrano

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