Incursiones guerrilleras durante la Operación Reconquista de España
Hoy traemos a la radio una historia que quizás muchos de los
que nos escucháis desde los Pirineos conozcáis mejor yo, pero que en un espacio
dedicado a anécdotas de la historia era imposible no traer. Una historia
fascinante, una locura absolutamente conmovedora.
Demos rienda a la imaginación e imaginemos por un momento la
siguiente escena: un soldado iza una bandera en la sede del ayuntamiento de una
localidad española, pero no es la bandera nacional, sino la tricolor, la
bandera de la república. Esta escena no sería extraordinaria sino se estuviera
produciendo en el año 1944, 5 años después del final de la guerra civil, y en
plena construcción del nuevo régimen. En una sociedad empobrecida y diezmada,
que sufría en esos años una política represora cuya materialización era la
purga pueblo a pueblo, casa a casa, de todos los elementos subversivos y
vinculados a la República. En ese contexto, por última vez, la bandera
republicana ondeará en España en varios municipios, sin que Franco pueda hacer
nada.
Esta es la historia de una operación. Una operación que pudo
cambiar el curso de la historia, el último estertor de la derrotada República.
Esta es la historia de la operación “Reconquista de España”.
Si los que nos escucháis desde el Pirineo, tenéis la suerte
de conservar con vida a algún familiar o amigo cuyos años ronden los 80 o 90,
podéis hacerle la siguiente pregunta: ¿recuerdas sobre el año 45 o 46 la
presencia de soldados moros en los pequeños pueblos del Pirineo oscense? Utilizo,
como os imaginaréis la palabra moro, no con sentido peyorativo, ni mucho menos,
sino porque era el término utilizado popularmente en aquella época. Por favor,
que nadie se enfade. Quizá con fortuna alguno de estos familiares o amigos, ya
ancianos, recuerde su presencia en zonas como San Juan de la Peña, Ayarbe,
Benasque o Graus. En esos años la presencia de moros en aquellas zonas debió
ser como ver un dragón volar, y es probable que a alguno se le quedara la
imagen grabada siendo un niño o un adolescente. Además, no pasaron precisamente
inadvertidos, ya que generaron muchos problemas con la población local: robos,
acoso a mujeres, peleas. Si encontráis a alguien que lo recuerde, sería un
momentazo de radio que pudierais llamar a la emisora y contarlo en antena.
¿Qué hacían de repente estos soldados de las unidades de
élite del ejército franquista ocupando pequeños pueblos de los Pirineos en los
primeros años de la posguerra? ¿Por qué ya acabada la guerra Franco inundo el
Pirineo con más de 100000 soldados, es decir, con prácticamente todo su
ejército? Realmente estaba asustado, muy asustado. ¿Por qué?
Nadie quiso aclarar hasta muchos años después qué paso, cómo
se llegó a esa decisión. Franco quiso borrarlo de la historia por que suponía
reconocer su propia debilidad y su propio miedo. Y los invasores decidieron
olvidarlo y hablar lo mínimo de ello, porque lo consideraron vergonzoso en su
planificación y ejecución, indigno de aquellos españoles republicanos de la
resistencia que habían vencido nada mas y nada menos que al todopoderoso
ejército alemán en el sur de Francia.
A las 6 de la mañana del 19 de octubre de 1944. El antiguo
coronel republicano López Tovar firma la orden. No hay vuelta atrás. 4500
soldados inician la marcha hacia los Pirineos. Descabellado, absurdo,
surrealista, disparatado o insensato. ¿quién sabe? Ponedle el adjetivo que
queráis. Lo cierto es que era la última oportunidad. Es el inicio de la
“Operación Reconquista de España”.
Guerrilleros en los Pinineos
Pero antes de nada, pongámonos en el contexto de esta
historia:
El desembarco de Normandía trajo la pronta liberación de
Francia. La resistencia española al sur de Francia había cumplido su función.
Ya bastaba. Mientras el resto de tropas aliadas miran hacia el Norte, hacia
Berlín, con la intención de llegar antes que los soviéticos, los españoles no.
Los españoles vuelven sus ojos hacia el Sur, hacia los Pirineos. La puerta de
entrada a España. Estos españoles, unos 10000, organizados bajo las siglas de
la AGE (Agrupación de Guerrilleros Españoles), estaban asentados y organizados
en el sur de Francia: en sus bases, denominadas Chantiers, entrenaban a los
guerrilleros, se falsificaban los salvoconductos para moverse libremente por la
Francia ocupada, y se almacenaban las armas robadas a los alemanes y las que
enviaban los ingleses. Tenían un periódico “Reconquista de España” y una
emisora de radio, Radio España Independiente, la popular Pirenaica.
Portada del periódico Reconquista de España
En aquel caluroso verano francés de 1944, con Francia
liberada de los nazis, una ola de euforia, de optimismo, de convicción de que
era la hora de que Franco pagara la factura, recorría las cabezas, y sobre todo
los corazones, de la resistencia político y militar antifranquista. Se habían
enviado a España entre junio y agosto avanzadillas, espías, para que testasen
el clima social en el interior de España. Los informes de estos grupos eran
contundentes, lo que hace mas inexplicable aún la decisión que se tomó mas
tarde: “Ni el país estaba al borde de la insurrección, ni el pueblo deseaba una
nueva confrontación civil” Al hilo de esto, un preso político republicano
convicto en una prisión franquista diría mas tarde:
“Nosotros éramos los rehenes de Franco. Gracias a Dios que los
guerrilleros no pasaron de ahí, si llegan a internarse en Lleida o en Aragón,
nos hubieran fusilado a todos”.
En este punto de la historia, con los ánimos enfebrecidos y
exaltados de los exiliados y guerrilleros republicanos, emerge una figura poco
conocida, pero de un calado enorme. Hablamos de Jesús Monzón, líder del PCE y
de la UNE (Unidad Nacional Española) y que es el que toma la decisión de la
invasión. Monzón, personaje carismático donde los haya, impuso su tesis, que la
estrategia correcta para derrocar a Franco era, nada mas y nada menos, la
invasión de España para provocar una insurrección interna y la ocupación de una
franja de territorio en el que se instalaría de nuevo el gobierno de la
República. Una vez instalado, las potencias aliadas invadirían España y
acabarían con Franco. Pese a las innumerables controversias , y al olvido histórico
al que se le sometió en los años que le quedaron de vida, Monzón no iba del
todo desencaminado: un superviviente, oficial americano que liberó París,
afirma con rotundidad que el ejército americano tenía decidido cuando liberó
Francia, proceder con la invasión de España. Es más, afirma que la estrategia
estaba decidida. Asegura que su ejército tenía preparadas 7 de las 100
divisiones que tenían en Europa para tomar España y que estas estaban
concentradas en Marsella. Dice, con seguridad, que el alto mando americano ya
tenía las fotos de los aviones de reconocimiento que habían sobrevolado toda
España localizando los emplazamientos militares franquistas. Además, afirma que
los americanos no esperaban gran resistencia del ejército franquista, y que
Franco, con gran ineptitud se lo había puesto todavía más fácil al concentrar a
su ejército en los Pirineos, ya que ellos no pensaban atacar por ahí, si no que
en una maniobra envolvente desembarcarían en el Mediterráneo y en Cantábrico, a
la vez que una división paracaidista caía sobre Madrid, destrozando las vías de
comunicación y haciéndose con el control de los edificios oficiales.
Finalmente, como todos sabemos, los americanos jamás entraron en España. ¿Las
razones? Esa es otra historia.
Como dijo después un guerrillero español:
“Nuestro objetivo era España. Pensábamos
que cuando echáramos a los alemanes, los aliados le dirían a Franco: venga, se
acabó la broma, fuera de aquí, pero esto jamás sucedió”
Decidida la invasión, había que elegir la posición exacta
por donde se haría. El lugar fue elegido, y la operación pasó a los libros de
historia como LA INVASIÓN DEL VALLE DE ARÁN. La razón de la elección de Arán era
su especial situación, ya que estaba mejor comunicado con Francia que con
España, y en invierno quedaba completamente aislado. Además, logrando el
control del puerto de Bonaigua y el túnel de Viella, podría incluso
establecerse un gobierno de la República en territorio español.
Para esta invasión, la invasión del Valle de Arán, se creo
una división especial: la división 204, formada por 12 brigadas. La invasión
tuvo cierto éxito al principio. Los destacamentos de los pueblos fueron
pillados por sorpresa, y la división 204, al margen de conquistar muchas
pequeñas localidades, hizo mas de 300 prisioneros. Parecía, que el resto de
incursiones guerrilleras que se habían realizado por distintas zonas del
Pirineo habían tenido el fruto esperado: despistar y disgregar al grueso del
ejército franquista. Estas incursiones menores, realizadas a la par que la del
Valle Arán, se llevaron a cabo principalmente en el valle del Roncal y Roncesvalles,
en Canfranc , en Hecho, en el valle de la Fueva. Sin embargo, los servicios de
espionaje franquistas infiltrados en Francia habían detectado meses atrás los
movimientos de los guerrilleros españoles: en cuanto la división 204 puso un
pie en el Valle de Arán, el ejército, a los mandos del los generales Moscardó y
Yagüe, se dirigieron a la frontera con varias divisiones.
Tropas franquistas aproximándose a Arán
Por otra parte, y ante la sorpresa de todos, la llegada de
los guerrilleros republicanos fue tomada con recelo por los araneses. No se les
vio como un ejército de salvación. A nadie le gustaba la idea. Incluso los
guerrilleros tuvieron que contemplar el espectáculo desolador de como los
presos políticos de un batallón de trabajo, salían huyendo en cuanto los
vieron.
La invasión se cortó en seco al llegar a Viella, capital del
Valle Arán, y donde se pretendía instalar el gobierno de la República.
Protegida con morteros, ametralladoras y cañones, los guerrilleros titubearon y
no se decidieron a atacar, pese a que contaban también con artillería
abundante. La dirección del PCE, ante las dudas de López Tovar para atacar
Viella, se desplazaron a Aran, y según cuenta el propio Tovar, le ordenan e
insisten en que debe tomar Viella, pero este se niega repetidamente y les dice
literalmente:
“Tomar Viella me va a
costar 40 o 50 muertos, y ¿para qué? Me habíais prometido que habría
sublevaciones en Madrid, Barcelona, Valencia, … y no ha pasado nada”
Túnel de Viella. Único acceso al Valle de Arán
Tras 10 días, y la llegada de divisiones completas del
ejército franquista que empezaban a envolver a los guerrilleros, se dio la
orden de retirada.
¿Por qué salió mal? ¿Por qué, pese a que las condiciones
eran las adecuadas para conquistar este valle y llamar por fin la atención
internacional no se pudo conseguir?
La respuesta, como
siempre, está en los protagonistas. El mismo López Tovar dejaría escrito mas
tarde:
“Yo redacté la Orden General de
Operaciones y la hice cumplir, pero estaba seguro de que no conseguiríamos
nada. Por eso al mismo tiempo que tomé las medidas para atacar, tomé las
medidas para la retirada”
Nadie creyó en la
aventura ni en las posibilidades reales de éxito: ni la población española,
hambrienta y aterrada quería sublevarse, ni los aliados iban a acudir a acabar
con un régimen en el que confiaban como muro anticomunista.
Lo cierto es que estos 10 días de 1944, fueron los últimos
en que la bandera republicana ondeó en ayuntamientos españoles, y también que
esta es la historia del mayor peligro al que jamás se enfrentó el régimen
franquista en su, por cierto, placentera y relajada existencia.
Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:
Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:
- El documental de Canal Historia, La Invasión del Valle de Arán, dentro
de la serie documental LA ILUSIONES PERDIDAS.
- El libro Maquis, historia de la guerrilla antifranquista del historiador Secundino Serrano
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