miércoles, 27 de febrero de 2019

CASO ABIERTO: EL ASESINATO DE OTZI, EL HOMBRE DE LOS HIELOS



Otzi en el momento de su descubrimiento


Hoy vamos a narrar la historia de uno de los asesinatos mas famosos de la historia. Y no, no será la historia del asesinato de Kennedy, de Luther King o de Julio César, sino de alguien mucho mas importante, porque la historia de su asesinato a arrojado luz allí donde los historiadores no veían nada. Como si de una bombilla se tratara, el asesinato de este hombre, encendió un foco en medio de la oscuridad, y nos ha permitido ver lo desconocido, aquello que jamás hubiéramos logrado ver sin el crimen que se cometió contra él.

Durante los últimos 25 años, desde el momento en que se descubre el cuerpo, su asesinato a acaparado decenas de portadas de periódicos, a ocupado cientos de horas de programación televisiva, y, pese a que en su resolución han trabajado los mejores científicos del mundo, los mas prestigiosos forenses, patólogos y genetistas, lo cierto es que ha sido imposible esclarecerlo. Ni tan siquiera conocemos su nombre real. Pero, pese a ello, sigue siendo uno de los asesinatos mas famosos, de la historia.

Hoy, en anécdotas de la historia, vamos a contar qué pasó y cómo se produjo, y a través de la narración vamos a entender cómo se va construyendo poco a poco, piedra a piedra, el relato histórico… o ¿es que acaso nunca os habéis preguntado cómo se pueden conocer de forma tan detallada y tan precisa hechos históricos que pudieron producirse hace decenas o centenares de años? ¿Cómo puede ser? ¿De qué manera se reconstruye la historia?

Como siempre hacemos en esta sección, vamos a intentar poner el foco en un momento, en un fotograma de la historia que vamos a detener para observarlo desde cerca.
Así que vámonos, abrochaos los cinturones, porque vamos a comenzar nuestro viaje, nuestro viaje hacia la historia, la historia de un asesinato.

Es 19 de septiembre de 1991. Estamos en mitad de los Alpes, justo en la frontera entre Italia y Austria. Un matrimonio de alpinistas alemanes, Helmut y Erika Simon, sube con paso decidido hacia el pico Finialspitze, de más de 3500 metros de altitud. Helmut y Erika continúan su ascensión hasta llegar a la cumbre. A los pocos minutos inician el peligroso descenso.  En un momento dado, y para ganar tiempo, deciden desviarse de la ruta habitual, y atravesar por una zona virgen. El cielo está cubierto de profundas nubes grises típicas del otoño en aquellas montañas, aunque la visibilidad es buena. Una vez que han descendido unos 400 m., observan a lo lejos un gran hoyo, rodeado de enormes piedras, cuyas puntas romas despuntan entre la nieve. El hielo y el agua se mezclan con la tierra, y es entonces cuando se percatan de que, entre ese amasijo de barro, destaca un bulto parduzco, que desentona con el gris vivo de las piedras que tiene alrededor, y que resulta … sospechosamente humano. Helmunt le comenta a Erika que parece la cabeza de un muñeco. Parece tumbado, quizá de alguna caída. Helmunt y Erika se miran, y sin decir una palabra, los dos piensan lo mismo: un alpinista desafortunado. ¡Quizá se tropezó o se resbaló! ¡quizá una placa de hielo oculta debajo de la nieve! Aceleran la marcha hasta llegar al lugar. Cuando están a pocos metros, los dos se quedan petrificados ante lo que contemplan. Después de unos segundos en los que la sorpresa se dibuja en su cara, por fin reaccionan y se agachan. Observan al muerto, que reposa boca abajo, con el brazo izquierdo totalmente cruzado y extendido entre el pecho y el cuello, como si en el último momento hubiera decidido utilizarlo de almohada y se hubiera acurrucado para dormir. Cuando salen de su ensimismamiento, deciden avisar a las autoridades austriacas.




Erika y Helmut Simon

Los equipos de rescate austriacos se apresuran en llegar al lugar, y en los días posteriores se generará un conflicto diplomático con las autoridades italianas, que reclaman para sí el cadáver y la investigación. Efectivamente, mas tarde se aclarará que el punto exacto donde se encontró el cadáver pertenecía al territorio italiano por tan solo 80 metros. Sin embargo, en el momento del levantamiento del cadáver, será un helicóptero austriaco el que traslade los restos mortales, una vez sacados del hielo, hasta Innsbruck, para practicarle la autopsia. Por desgracia, una vez que el cuerpo ha sido introducido en una gran bolsa de plástico transparente y mientras intentaban meter el cadáver en el ataúd que le llevaría en helicóptero hasta Innsbruck, los operarios le fracturan un brazo, rompiéndole casi sin querer el húmero izquierdo. Mientras acaban de montar el cadáver en el helicóptero, van recogiendo los objetos que portaba, y que aparecían desperdigados a su alrededor: un cuchillo, una cuerda, y varios objetos que no logran identificar. Allí, en el instituto de medicina forense, los médicos se dan cuenta de que están ante un caso fuera de lo normal. Revisan concienzudamente todos los objetos que portaba buscando pistas que den alguna respuesta al último día de vida de esta persona. Enseguida se percatan, por la ropa y el equipamiento que lleva, que no era un excursionista mas, y que el completo kit de supervivencia que portaba en un cinturón especial indicaba que estaba realizando un largo viaje. ¿Por qué solo llevaba puesto un zapato? ¿Por qué se adentraría alguien en medio de un glaciar en descomposición? ¿Hacía donde se dirigía? ¿Cuánto tiempo llevaba andando?, y sobre todo, ¿cómo murió?




Zapato que Otzi llevaba puesto cuando fue descubierto

Sobre la fría mesa de metal de la sala de autopsias, los médicos registran su duro cadáver. La congelación ha sido rápida y la carne presenta un aspecto extraño: parece desecada. En el registro, no localizan ningún documento de identidad, y, al dar la vuelta al cadáver se dan cuenta definitivamente de que algo no cuadra: tiene los ojos en las cuencas, pero parecen petrificados, y la boca abierta en una mueca extraña. Es entonces cuando comienzan a sospechar. Al tocar el abrigo que cubría solo parte de su cuerpo entienden que no está hecho de un material normal, ya que está mojado y se desmenuza en largas hebras.



Detalle de la cara de Otzi

El hallazgo genera un revuelo mundial y comienzan las controversias y las especulaciones. Los medios de comunicación se hacen eco inmediatamente de la noticia: desplazan corresponsales a Innsbruck en busca de las novedades de la investigación, e incluso algunos periodistas deciden subir hasta el lugar exacto donde fue encontrado, a 3210 metros de altura, a realizar los canutazos en directo para sus televisiones.

Los investigadores tienen una certeza: no ha muerto recientemente. La mochila que portaba, con su bastidor de madera, tiene un diseño relativamente actual, y es este detalle de la mochila sumado a una atadura azul de un esquí que estaba junto al cadáver lo que confunde a uno de los patólogos que atiende el cadáver, que se arriesga a hacer una primera conjetura: se trata de un excursionista desaparecido en la zona en los años sesenta. Pero el resto del material no indica esa posibilidad, y finalmente se descarta. Mas tarde surge una segunda hipótesis: se trata de un soldado de la primera guerra mundial. De hecho, esta fue una zona de combate, donde a lo largo del s.XX fueron apareciendo varios soldados y abundante material bélico, que quedaron abandonados en la montaña. Sin embargo, al colocar en una mesa los objetos rescatados junto a su cadáver, una vez limpios de barro y secos, y obsérvalos con detalle, los investigadores descartan por completo esta segunda hipótesis. No, no es un soldado de la 1ª guerra mundial, no, no puede serlo. Por primera vez lo entienden. Están ante algo único, una casualidad estadísticamente imposible, un hecho tan remotamente probable que jamás nadie lo había contemplado: no, no están ante un hombre simplemente muerto, sino ante una máquina del tiempo que les han puesto delante de las narices, y que les va a permitir abrir una ventana al pasado mas remoto de la humanidad.



Trabajos de investigación sobre el cuerpo de Otzi

¿Quién era en realidad este hombre congelado que yacía muerto en medio de un glaciar con todo su equipamiento de montaña?

Atentos …

Estamos en las mismas montañas donde se ha encontrado su cuerpo. El paisaje es similar, aunque estamos en pleno invierno, hace mucho mas frío, y la nieve cubre prácticamente toda la montaña. Abajo, en un pequeño valle junto a un riachuelo, observamos lo que parece ser un pequeño poblado. Está a apenas un día de marcha del lugar donde se encontró el cadáver. Apenas se esbozan lo que parecen rudimentarias chozas. Las paredes, circulares, están hechas principalmente de madera, y se apoyan sobre grandes lascas de piedra sin labrar. El techo está forrado de fibras vegetales trenzadas muy compactas que evitan que el agua entre en las viviendas.

Nuestra víctima está en un huerto anexo al poblado. Coge con ambas manos un palo, de cuya punta, atada con cuerdas, pende una piedra que ha estado trabajando toda la mañana. Se afana, con fuertes golpes en perforar la tierra. Es un hombre maduro, de unos 45 años, y menudo, pesa solo 50 kg. y mide algo mas de un metro y medio. Sus ojos son marrones y su cabello castaño. Tiene las orejas grandes, que enmarcan una cara ruda, llena de profundas arrugas que acaban en una larga barba canosa y descuidada, y el pelo muy sucio y enredado. Pese a su complexión delgada, tiene una prominente barriga. Lleva los pies descalzos, que apenas se ven por el largo pantalón hecho de la unión de varias pieles. En su torso, desnudo, se pueden ver varios tatuajes situados en lugares estratégicos de su cuerpo.

Pero, ¿dónde estamos? ¿qué es este lugar? Volvamos de nuevo a Innsbruck, al centro de medicina forense donde reposa su cadáver en 1991. Será el director de un Instituto de investigación de Innsbruck el primero que acuda al centro forense al difundirse las imágenes de los objetos que portaba. Logrará, tras mucho insistir, un permiso especial de investigación. Spindler, que así se llamaba el investigador, realiza los primeros análisis a los objetos que portaba. No puede creerse lo que ve. Los análisis de carbono son concluyentes: este hombre pertenece al neolítico, y murió hace 5300 años.

¿Cómo calcular el tiempo?, ¿cuánto son 5300 años? ¿es mucho o es poco? ¿Cómo era la Europa de hace 5300 años en la que desarrollaba su vida? Para tomar un poco de conciencia de en qué momento de la historia nos encontramos, digamos que todavía quedaban 3000 años para el nacimiento de Jesús, y nada más y nada menos que 1000 años para la construcción de las pirámides. Estamos al final de la edad de piedra, un momento en que los hombres todavía no dominaban la fundición del metal y sus herramientas eran de piedra. En este mundo, en esta Europa de hace 5000 mil años, no había países, ni fronteras, ni reyes, ni instrumentos de metal, ni tan siquiera se había inventado la rueda. Todavía quedaban 1200 años para que apareciera la primera escritura. Estamos justo en el momento en que el hombre moderno, comienza la lenta transición de la vida nómada a la civilización. En estos valles montañosos alpinos comienzan a vivir pequeños grupos de personas, que se asientan dejando atrás su vida nómada y empezando a cultivar grano, sobre todo trigo y cebada, y a criar ovejas, cabras o vacas. Pero los que deciden establecerse de forma permanente en un lugar, comenzando a construir refugios que se convertirán en pequeños poblados, son todavía pocos, y deben seguir conviviendo con otros grupos que continúan siendo nómadas y que siguen dependiendo de la caza y de la recolección silvestre en función de las estaciones. En este contexto, de mayor protección y mejor alimentación, la población comienza a aumentar y es entonces cuando comienzan los problemas entre estos nómadas y las poblaciones sedentarias, y con ellos, la eclosión, la aparición, de una sociedad tremendamente conflictiva y violenta. Nada nuevo en el horizonte. Nada que nos resulte extraño hoy en día, pero ¿por qué pensáis vosotros que hace 5300 años, cuando vive y muere nuestro protagonista, una sociedad estable en la que solo había que preocuparse de buscar cobijo y aprovechar las estaciones y las migraciones de animales para conseguir comida, se transforma de repente en una sociedad convulsa y violenta? Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para encontrar la respuesta: exactamente por la misma razón que nuestras sociedades modernas actuales invaden y matan indiscriminadamente: por conseguir los recursos. Sí, es verdad, ahora esos recursos por los que se invaden países y bombardean poblaciones, se llaman petróleo, oro o coltán, y en el calcolítico se llamaban pedernal, pieles o simplemente alimento, pero la verdad, es que después de 5000 años, la historia del hombre sigue siendo la misma: la lucha a muerte contra sus semejantes por hacerse con aquello que codician.

Antes de reconstruir los últimos momentos con vida de nuestro hombre de la prehistoria, vamos a repasar cuáles eran los objetos que componían el equipo de montaña que llevaba cuando murió y cómo iba vestido. Os va a parecer mentira, pero haced el esfuerzo de ir comparándolos mentalmente con los objetos que vosotros os llevaríais a la montaña en la actualidad. Como hemos dicho anteriormente, su vestimenta y su equipamiento nos dicen que, por algún motivo, que mas tarde descubriremos, iba preparado para un largo viaje por la montaña. Llevaba un gorro de piel de oso, un abrigo y unas polainas hasta las rodillas de piel de cabra y unos calzones de piel de vaca. Lo asombroso es que todas estas pieles habían sido tratadas con esmero: las rasparon, las ahumaron y finalmente les aplicaron un tratamiento con grasa que las hacía completamente impermeables. En cuanto a los zapatos, y esto es de las cosas que mas sorprendió a los investigadores, ya que normalmente estos hombres de la edad de piedra iban descalzos, tenían una suela de piel de oso muy gruesa. De esta suela salía, dando forma al cuerpo del zapato, una red hecha con corteza de árbol que estaba rellena de hierba prensada y seca que, hacia las veces de calcetín, y que conformaba un calzado impermeable. Por encima de todo, se cubría con una especie de poncho hecho de fibras vegetales. En un cinturón, y dentro de una bolsa de piel, llevaba lo que podría ser nuestra navaja suiza, una serie de herramientas: un raspador, un perforador, una lasca de pedernal afilada y un retocador que utilizaba para afilar los utensilios. Llevaba dos recipientes de madera de abedul a modo de platos; unas setas medicinales, y unas hojas de arce en cuyo interior, a modo de mechero, transportaba brasas candentes para hacer fuego. A esto hay que añadir otros objetos como cuerdas o una pequeña red para cazar pájaros. Además, portaba sus armas, de las que hablaremos mas tarde, y que nos van a dar una pista sobre qué pudo pasar.



Otzi con todo su equipo de montaña

Y ahora sí, toca presentarnos. Este hombre de la edad de piedra de hace 5300 años, convertido en una momia casi intacta, pasará a la historia como OTZI, “el hombre del hielo” y tomará su nombre de los montes OTZAL, donde apareció. Una vez que se conoce a qué época pertenece, los investigadores no le dan mas vueltas a su muerte; dan por hecho que se extravió y que quedó atrapado en medio de una fuerte tormenta. Su cráneo fragmentado indica que se cayó y se golpeó la cabeza. Esta tesis, la de su muerte accidental, será la oficial durante los siguientes 10 años, aunque durante ese tiempo muchos investigadores se preguntarán ¿cómo un pastor experimentado, bien equipado, conocedor de las condiciones climáticas del lugar, y que además había recorrido en innumerables ocasiones esa ruta con sus animales, se dejó atrapar por una tormenta? ¿Por qué no se refugió en algún abrigo rocoso?

Pero dejémoslo de momento aquí: la muerte de OTZI fue un accidente. Ahora volvamos a ese valle montañoso de hace 5300 años, vamos a reconstruir los últimos momentos de vida de nuestra víctima con la ayuda de los prehistoriadores, de los forenses, patólogos y genetistas que han estudiado en profundidad su cuerpo. El hecho de que Otzi apareciera momificado permitió recopilar numerosos datos que saltaban a la vista simplemente con mirarle. Sabemos, por la suavidad de sus manos, los músculos fuertemente estresados y desarrollados, señal de que con asiduidad realizaba largos desplazamientos, y el hecho de que su cuerpo fuera encontrado en una ruta trashumante, que era un miembro de una comunidad sedentaria y que se dedicaba principalmente al pastoreo. Su edad y el desgate por el uso de sus herramientas nos hacen pensar que era un pastor experimentado. ¿Qué pudo pasar? Lo mas probable es que en esa sociedad violenta, su comunidad tuviera algún enfrentamiento con algún grupo nómada que quizá necesitara alimento en invierno. Quizá intentaron robarles la cosecha que tendrían almacenada, o le mataron algún animal. Lo que parece claro es que tuvo una pelea unos días antes, ya que presentaba una herida profunda por objeto punzante en la mano derecha que estaba cicatrizando. Lo cierto es que Otzi, al poco de producirse esa pelea, huyó apresuradamente porque se sentía amenazado, como demuestra su arco, sin terminar, y su carcaj de piel, en el que llevaba 12 flechas, de las que solo dos estaban acabadas, con las puntas de sílex afiladas como navajas, insertadas en el asta y pegadas con brea.




Una de las flechas acabadas que llevaba Otzi

Lo que resulta evidente, es que llevar las flechas inacabadas era, en la edad de piedra, como ir a la guerra con una metralleta descargada. Es verdad, las flechas y el arco no estaban en condiciones de ser usadas, pero sin embargo portaba su arma mas preciada: un hacha de cobre.

Antes de continuar con la huida de OTZI por las montañas, merece la pena que nos detengamos un momento en el hacha de cobre. La aparición de esta hacha, fijaos un pequeño objeto, un pequeño trozo de metal, va a provocar la revisión de toda la historia de esta época. Hasta la aparición de esta hacha, los expertos pensaban que las culturas europeas no habían conseguido tener la tecnología necesaria para fundir metal hasta el año 2000 a.c  Sin embargo, el hacha de cobre de Otzi indica que ya conocían el método en el año 3300 a.c., que ya tenían la tecnología y el conocimiento para calentar la roca a 1000 grados cent., y poder separar el mineral del metal. Y seguro que pensaréis, "¡hombre Match!, no es para tanto, solo es un hacha de cobre". Pero os equivocaríais si pensarais esto. La cabeza, la mente, el intelecto del hombre de hace 5000 años, que consiguió crear ese pedazo de cobre, es equivalente a la cabeza, a la mente, al intelecto del hombre que consiguió hacer el primer motor de combustión o la primera placa electrónica para un ordenador. El hacha de cobre, además, también nos indica otra cosa, que OTZI no era un cualquiera. Poseer un arma de cobre, cuando el resto usaba armas de piedra, significaba que era un hombre importante, quizá un jefe o caudillo de su comunidad.



El hacha de cobre de Otzi


Regresemos de nuevo a OTZI y a su huida. Como decíamos, no tuvo tiempo de terminar sus armas, ni de afilar sus herramientas. Huye apresuradamente, solo, lo que nos indica que por alguna razón el resto de su familia o comunidad habían sido asesinados o habían huido por otro lado. Sabe adonde debe dirigirse para que no lo encuentren, cree improbable que le persigan si atraviesa las altas montañas alpinas, por eso se equipa bien y se pone sus zapatos impermeables, que sabe que va a necesitar para atravesar la nieve. Pero, ¿cuánto tiempo estuvo viajando antes de morir? Los análisis de los útiles, nos dicen que OTZI vivía en el Valle de Venosta, a aproximadamente un día de marcha de donde se halló su cadáver. De igual forma, los análisis genéticos de su cuerpo que se realizaron muchos años después nos indican que Otzi, en su huida, no podía ir demasiado rápido, ya que sufría varias enfermedades que sin duda le provocaban mucho dolor. Tenía que pararse cada poco tiempo para descansar. Los fuertes dolores articulares, fiebre, dolor de cabeza, fatiga le atormentaban y le restaban agilidad y resistencia en ese medio hostil. Es probable que OTZI sufriera alguna pequeña alteración cardiaca; además padecía la enfermedad de LYME, que se contrae por la picadura de una garrapata. También sufría peridontitis, una fuerte inflamación de las encías, y una artritis que le afectaba a todo el cuerpo. Para tratar sus dolencias, Otzi llevaba en su mochila hongos, algunos antibacterianos. Pero lo mas llamativo de todo, lo que dejó a los expertos deslumbrados, eran los 61 tatuajes que OTZI tenía repartidos por su cuerpo. Por supuesto, se pensó que tendrían un sentido religioso, pero su estudio minucioso sacó a la luz un detalle curioso: los tatuajes se agrupaban en las articulaciones y en el pecho, lo que indicaba que tenían un fin terapéutico, ya que es donde OTZI debía de sufrir fuertes dolores: en las articulaciones por la artritis y en el pecho por los problemas cardíacos.




Uno de los tatuajes terapeúticos que recorrían el cuerpo de Otzi

Pese a todo, OTZI, continua su huida. El polen que se encontró en su estómago  nos indica los movimientos que realizó. En su estómago encontramos primero una capa de polen de los árboles que pueblan las partes bajas de montaña, después polen de árboles de altura, de coníferas, y encima de esta nuevamente otra de árboles de abajo. Es decir, subió la montaña, probablemente cuando sintió o creyó que el peligro no existía decidió bajar, pero abajo de nuevo se encontró con sus perseguidores y decidió entonces volver a subir.

Cuando lleva mas de un día caminando, decide parar y descansar junto a unas rocas. Está cansado y hambriento. Los análisis del contenido de su estómago, realizados en el año 2018, nos dicen que la comida que contenía estaba prácticamente sin digerir, y que antes de morir, se había dado un auténtico banquete: carne de cabra montés y de ciervo, muy grasas y poco digestivas. También comió cereales y algunos helechos tóxicos, probablemente para tratar de aplacar un dolor de estómago. Está a punto de morir … y es aquí cuando entra en juego la figura del radiólogo Paul Gotsner, que, en el año 2001, realizando una revisión radiológica exhaustiva del cuerpo de OTZI se da cuenta de algo que hasta entonces nadie había visto: debajo de la clavícula del brazo que tenía completamente extendido, había una pequeña mancha blanca que no debía estar allí. Esta mancha no era otra cosa que la punta de una flecha de sílex. De igual forma, Gotsner, identifica cuatro costillas rotas que no habían empezado a cicatrizar y sangre coagulada en la cabeza, que indicaba que había recibido un fuerte traumatismo antes de morir. Las conjeturas se multiplican y se abandona definitivamente la teoría de la muerte accidental en medio de una tormenta.



Aspecto real que debió tener Otzi cuando estaba vivo

Todas estas pruebas se entregan a un departamento criminalístico alemán, que establecen un relato aproximado y verídico de lo que pudo pasar una vez que OTZI se detiene a descansar y a comer. Mientras está reposando, confiado, probablemente sentado o en cuclillas, es atacado a traición por la espalda. OTZI no se percató de que sus perseguidores estaban al acecho. El asesino de OTZI, a unos 30 metros, se arrodilla, saca una flecha y con sigilo tensa el arco. La flecha sale a gran velocidad e impacta en el hombro izquierdo de OTZI, que cae fulminado, derrumbándose boca arriba sobre una piedra.

La flecha le perfora una arteria justo por debajo de la clavícula. OTZI comienza a desangrarse a gran velocidad. El asesino se levanta y se dirige hacia OTZI, que respira entrecortadamente. Coge una enorme piedra y procede a efectuar el golpe de gracia en la cabeza de OTZI. A continuación, voltea su cuerpo moribundo, colocándolo boca abajo y flexionándole el brazo que le molesta, pone un pie en su cuerpo y tira con fuerza para extraer la flecha, rompiéndole las cuatro costillas. Sin embargo, pese a lograr extraer el asta no consigue sacar la punta de la flecha, que reposará junto al cuerpo de OTZI durante los siguientes 5300 años. El hecho de que su asesino se acercara hasta OTZI para propinarle el golpe de gracia, arrancarle la flecha que le había disparado, y, que, pese a su valor, no se llevara la preciada hacha de cobre de OTZI, nos indica dos cosas:
que el asesinato no tuvo como móvil el robo; que el asesino fue muy cuidadoso al no dejar pruebas. No quería que le descubrieran.





Reconstrucción de la huida de Otzi

Lo normal es que este asesinato jamás hubiera sido descubierto, ya que el cuerpo de OTZI, en medio del glaciar, que se movía a 30 metros por año, debería haber quedado completamente destruido, al ser arrastrado junto a millones de toneladas de piedras. Pero OTZI fue a morir en el lugar idóneo: 10 metros a la derecha o a la izquierda, y el glaciar lo hubiera engullido. El sol y el viento secaron su cuerpo. Las rocas que tenía alrededor formaron una improvisada trinchera y tres metros de nieve y hielo que le cayeron encima formaron un perfecto sarcófago, y lo salvaron de ser arrastrado, preservándolo intacto, como una cápsula del tiempo, durante mas de 5000 años: la momia natural mas antigua del mundo, que ahora yace, conservado para la posteridad, en una urna a una temperatura constante de -7 grados centígrados, en el Museo de Arqueología de Bolzano, adonde, por cierto, pueden ir a visitarle los 19 parientes vivos que sigue teniendo en la actualidad.

Este es OTZI, un auténtico viajero en el tiempo, una reliquia de la edad de piedra que nos trajo la información necesaria para conocer como vivía el hombre prehistórico, y cuyo asesinato sigue siendo un caso abierto.


Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:

-  Un artículo de revista muy actual y recoge de forma concisa todo lo que se sabe hasta hoy de Otzi. Esta en la revista HISTORIA DE NATIONAL GEOGRAPHIC, y que se titula simplemente OTZI.

-  Sin duda, si os ha llamado la atención, tenéis que ver algún documental, porque una cosa es escuchar o leer una descripción, y otra ver sus imágenes. Hay uno en concreto, emitido en la noche temática de La 2 que se titula OTZI EL HOMBRE LOS HIELOS. Es muy bueno porque no solo contiene las imágenes del momento en qué lo encuentran y las labores para sacarlo del glaciar, sino que además podemos ver el proceso de investigación y las intervenciones y análisis que hacen sobre su cuerpo los especialistas.

-  Hay otro documental, de ODISEA, titulado EL RENACER DEL HOMBRE DE HIELO. Muy curioso porque en él podemos ver al artista que a partir de un molde volvió a darle vida, recreándole tal y como debió ser cuando estaba vivo.  Aunque las fotos de cómo quedó podéis verlas fácilmente en internet.






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