Otzi en el momento de su descubrimiento
Hoy vamos a narrar la historia de
uno de los asesinatos mas famosos de la historia. Y no, no será la historia del
asesinato de Kennedy, de Luther King o de Julio César, sino de alguien mucho
mas importante, porque la historia de su asesinato a arrojado luz allí donde
los historiadores no veían nada. Como si de una bombilla se tratara, el
asesinato de este hombre, encendió un foco en medio de la oscuridad, y nos ha
permitido ver lo desconocido, aquello que jamás hubiéramos logrado ver sin el
crimen que se cometió contra él.
Durante los últimos 25 años,
desde el momento en que se descubre el cuerpo, su asesinato a acaparado decenas
de portadas de periódicos, a ocupado cientos de horas de programación
televisiva, y, pese a que en su resolución han trabajado los mejores científicos
del mundo, los mas prestigiosos forenses, patólogos y genetistas, lo cierto es
que ha sido imposible esclarecerlo. Ni tan siquiera conocemos su nombre real.
Pero, pese a ello, sigue siendo uno de los asesinatos mas famosos, de la historia.
Hoy, en anécdotas de la historia,
vamos a contar qué pasó y cómo se produjo, y a través de la narración vamos a
entender cómo se va construyendo poco a poco, piedra a piedra, el relato
histórico… o ¿es que acaso nunca os habéis preguntado cómo se pueden conocer de
forma tan detallada y tan precisa hechos históricos que pudieron producirse
hace decenas o centenares de años? ¿Cómo puede ser? ¿De qué manera se
reconstruye la historia?
Como siempre hacemos en esta
sección, vamos a intentar poner el foco en un momento, en un fotograma de la
historia que vamos a detener para observarlo desde cerca.
Así que vámonos, abrochaos los
cinturones, porque vamos a comenzar nuestro viaje, nuestro viaje hacia la
historia, la historia de un asesinato.
Es 19 de septiembre de 1991.
Estamos en mitad de los Alpes, justo en la frontera entre Italia y Austria. Un
matrimonio de alpinistas alemanes, Helmut y Erika Simon, sube con paso decidido
hacia el pico Finialspitze, de más de 3500 metros de altitud. Helmut y Erika continúan su ascensión hasta llegar a la cumbre. A los
pocos minutos inician el peligroso descenso.
En un momento dado, y para ganar tiempo, deciden desviarse de la ruta
habitual, y atravesar por una zona virgen. El cielo está cubierto de profundas
nubes grises típicas del otoño en aquellas montañas, aunque la visibilidad es
buena. Una vez que han descendido unos 400 m., observan a lo lejos un gran
hoyo, rodeado de enormes piedras, cuyas puntas romas despuntan entre la nieve.
El hielo y el agua se mezclan con la tierra, y es entonces cuando se percatan
de que, entre ese amasijo de barro, destaca un bulto parduzco, que desentona
con el gris vivo de las piedras que tiene alrededor, y que resulta … sospechosamente
humano. Helmunt le comenta a Erika que parece la cabeza de un muñeco. Parece
tumbado, quizá de alguna caída. Helmunt y Erika se miran, y sin decir una
palabra, los dos piensan lo mismo: un alpinista desafortunado. ¡Quizá se tropezó o se resbaló!
¡quizá una placa de hielo oculta debajo de la nieve! Aceleran la marcha hasta
llegar al lugar. Cuando están a pocos metros, los dos se quedan petrificados
ante lo que contemplan. Después de unos segundos en los que la sorpresa se
dibuja en su cara, por fin reaccionan y se agachan. Observan al muerto, que reposa
boca abajo, con el brazo izquierdo totalmente cruzado y extendido entre el
pecho y el cuello, como si en el último momento hubiera decidido utilizarlo de
almohada y se hubiera acurrucado para dormir. Cuando salen de su
ensimismamiento, deciden avisar a las autoridades austriacas.
Erika y Helmut Simon
Los equipos de rescate austriacos
se apresuran en llegar al lugar, y en los días posteriores se generará un
conflicto diplomático con las autoridades italianas, que reclaman para sí el
cadáver y la investigación. Efectivamente, mas tarde se aclarará que el punto
exacto donde se encontró el cadáver pertenecía al territorio italiano por tan
solo 80 metros. Sin embargo, en el momento del levantamiento del cadáver, será
un helicóptero austriaco el que traslade los restos mortales, una vez sacados
del hielo, hasta Innsbruck, para practicarle la autopsia. Por desgracia, una vez que el cuerpo ha sido introducido en una gran
bolsa de plástico transparente y mientras intentaban meter el cadáver en el ataúd
que le llevaría en helicóptero hasta Innsbruck, los operarios le fracturan un
brazo, rompiéndole casi sin querer el húmero izquierdo. Mientras acaban de
montar el cadáver en el helicóptero, van recogiendo los objetos que portaba, y
que aparecían desperdigados a su alrededor: un cuchillo, una cuerda, y varios
objetos que no logran identificar. Allí, en el instituto de medicina forense,
los médicos se dan cuenta de que están ante un caso fuera de lo normal. Revisan
concienzudamente todos los objetos que portaba buscando pistas que den alguna
respuesta al último día de vida de esta persona. Enseguida se percatan, por la
ropa y el equipamiento que lleva, que no era un excursionista mas, y que el
completo kit de supervivencia que portaba en un cinturón especial indicaba que estaba
realizando un largo viaje. ¿Por qué solo llevaba puesto un zapato? ¿Por qué se
adentraría alguien en medio de un glaciar en descomposición? ¿Hacía donde se
dirigía? ¿Cuánto tiempo llevaba andando?, y sobre todo, ¿cómo murió?
Zapato que Otzi llevaba puesto cuando fue descubierto
Sobre la fría mesa de metal de la
sala de autopsias, los médicos registran su duro cadáver. La congelación ha
sido rápida y la carne presenta un aspecto extraño: parece desecada. En el
registro, no localizan ningún documento de identidad, y, al dar la vuelta al
cadáver se dan cuenta definitivamente de que algo no cuadra: tiene los ojos en
las cuencas, pero parecen petrificados, y la boca abierta en una mueca extraña.
Es entonces cuando comienzan a sospechar. Al tocar el abrigo que cubría solo
parte de su cuerpo entienden que no está hecho de un material normal, ya que
está mojado y se desmenuza en largas hebras.
Detalle de la cara de Otzi
El hallazgo genera un revuelo
mundial y comienzan las controversias y las especulaciones. Los medios de
comunicación se hacen eco inmediatamente de la noticia: desplazan
corresponsales a Innsbruck en busca de las novedades de la investigación, e
incluso algunos periodistas deciden subir hasta el lugar exacto donde fue
encontrado, a 3210 metros de altura, a realizar los canutazos en directo para
sus televisiones.
Los investigadores tienen una
certeza: no ha muerto recientemente. La mochila que portaba, con su bastidor de
madera, tiene un diseño relativamente actual, y es este detalle de la mochila
sumado a una atadura azul de un esquí que estaba junto al cadáver lo que
confunde a uno de los patólogos que atiende el cadáver, que se arriesga a hacer
una primera conjetura: se trata de un excursionista desaparecido en la zona en
los años sesenta. Pero el resto del material no indica esa posibilidad, y
finalmente se descarta. Mas tarde surge una segunda hipótesis: se trata de un
soldado de la primera guerra mundial. De hecho, esta fue una zona de combate,
donde a lo largo del s.XX fueron apareciendo varios soldados y abundante
material bélico, que quedaron abandonados en la montaña. Sin embargo, al
colocar en una mesa los objetos rescatados junto a su cadáver, una vez limpios
de barro y secos, y obsérvalos con detalle, los investigadores descartan por
completo esta segunda hipótesis. No, no es un soldado de la 1ª guerra mundial,
no, no puede serlo. Por primera vez lo entienden. Están ante algo único, una
casualidad estadísticamente imposible, un hecho tan remotamente probable que
jamás nadie lo había contemplado: no, no están ante un hombre simplemente
muerto, sino ante una máquina del tiempo que les han puesto delante de las
narices, y que les va a permitir abrir una ventana al pasado mas remoto de la
humanidad.
Trabajos de investigación sobre el cuerpo de Otzi
¿Quién era en realidad este
hombre congelado que yacía muerto en medio de un glaciar con todo su
equipamiento de montaña?
Atentos …
Estamos en las mismas montañas
donde se ha encontrado su cuerpo. El paisaje es similar, aunque estamos en
pleno invierno, hace mucho mas frío, y la nieve cubre prácticamente toda la
montaña. Abajo, en un pequeño valle junto a un riachuelo, observamos lo que
parece ser un pequeño poblado. Está a apenas un día de marcha del lugar donde
se encontró el cadáver. Apenas se esbozan lo que parecen rudimentarias chozas.
Las paredes, circulares, están hechas principalmente de madera, y se apoyan
sobre grandes lascas de piedra sin labrar. El techo está forrado de fibras
vegetales trenzadas muy compactas que evitan que el agua entre en las
viviendas.
Nuestra víctima está en un huerto
anexo al poblado. Coge con ambas manos un palo, de cuya punta, atada con cuerdas,
pende una piedra que ha estado trabajando toda la mañana. Se afana, con fuertes
golpes en perforar la tierra. Es un hombre maduro, de unos 45 años, y menudo,
pesa solo 50 kg. y mide algo mas de un metro y medio. Sus ojos son marrones y
su cabello castaño. Tiene las orejas grandes, que enmarcan una cara ruda, llena
de profundas arrugas que acaban en una larga barba canosa y descuidada, y el
pelo muy sucio y enredado. Pese a su complexión delgada, tiene una prominente
barriga. Lleva los pies descalzos, que apenas se ven por el largo pantalón
hecho de la unión de varias pieles. En su torso, desnudo, se pueden ver varios
tatuajes situados en lugares estratégicos de su cuerpo.
Pero, ¿dónde estamos? ¿qué es
este lugar? Volvamos de nuevo a Innsbruck, al centro de medicina forense donde
reposa su cadáver en 1991. Será el director de un Instituto de investigación de
Innsbruck el primero que acuda al centro forense al difundirse las imágenes de
los objetos que portaba. Logrará, tras mucho insistir, un permiso especial de
investigación. Spindler, que así se llamaba el investigador, realiza los
primeros análisis a los objetos que portaba. No puede creerse lo que ve. Los
análisis de carbono son concluyentes: este hombre pertenece al neolítico, y
murió hace 5300 años.
¿Cómo calcular el tiempo?,
¿cuánto son 5300 años? ¿es mucho o es poco? ¿Cómo era la Europa de hace 5300
años en la que desarrollaba su vida? Para tomar un poco de conciencia de en qué
momento de la historia nos encontramos, digamos que todavía quedaban 3000 años
para el nacimiento de Jesús, y nada más y nada menos que 1000 años para la
construcción de las pirámides. Estamos al final de la edad de piedra, un
momento en que los hombres todavía no dominaban la fundición del metal y sus
herramientas eran de piedra. En este mundo, en esta Europa de hace 5000 mil
años, no había países, ni fronteras, ni reyes, ni instrumentos de metal, ni
tan siquiera se había inventado la rueda. Todavía quedaban 1200 años para que
apareciera la primera escritura. Estamos justo en el momento en que el hombre
moderno, comienza la lenta transición de la vida nómada a la
civilización. En estos valles montañosos alpinos comienzan a vivir pequeños
grupos de personas, que se asientan dejando atrás su vida nómada y empezando a
cultivar grano, sobre todo trigo y cebada, y a criar ovejas, cabras o vacas.
Pero los que deciden establecerse de forma permanente en un lugar, comenzando a
construir refugios que se convertirán en pequeños poblados, son todavía pocos,
y deben seguir conviviendo con otros grupos que continúan siendo nómadas y que
siguen dependiendo de la caza y de la recolección silvestre en función de las
estaciones. En este contexto, de mayor protección y mejor alimentación, la
población comienza a aumentar y es entonces cuando comienzan los problemas
entre estos nómadas y las poblaciones sedentarias, y con ellos, la eclosión, la
aparición, de una sociedad tremendamente conflictiva y violenta. Nada nuevo en
el horizonte. Nada que nos resulte extraño hoy en día, pero ¿por qué pensáis
vosotros que hace 5300 años, cuando vive y muere nuestro protagonista, una
sociedad estable en la que solo había que preocuparse de buscar cobijo y
aprovechar las estaciones y las migraciones de animales para conseguir comida,
se transforma de repente en una sociedad convulsa y violenta? Solo tenemos que
mirar a nuestro alrededor para encontrar la respuesta: exactamente por la misma
razón que nuestras sociedades modernas actuales invaden y matan
indiscriminadamente: por conseguir los recursos. Sí, es verdad, ahora esos
recursos por los que se invaden países y bombardean poblaciones, se llaman
petróleo, oro o coltán, y en el calcolítico se llamaban pedernal, pieles o
simplemente alimento, pero la verdad, es que después de 5000 años, la historia
del hombre sigue siendo la misma: la lucha a muerte contra sus semejantes por
hacerse con aquello que codician.
Antes de reconstruir los últimos
momentos con vida de nuestro hombre de la prehistoria, vamos a repasar cuáles
eran los objetos que componían el equipo de montaña que llevaba cuando murió y
cómo iba vestido. Os va a parecer mentira, pero haced el esfuerzo de ir
comparándolos mentalmente con los objetos que vosotros os llevaríais a la
montaña en la actualidad. Como hemos dicho anteriormente, su vestimenta y su
equipamiento nos dicen que, por algún motivo, que mas tarde descubriremos, iba
preparado para un largo viaje por la montaña. Llevaba un gorro de piel de oso,
un abrigo y unas polainas hasta las rodillas de piel de cabra y unos calzones
de piel de vaca. Lo asombroso es que todas estas pieles habían sido tratadas
con esmero: las rasparon, las ahumaron y finalmente les aplicaron un
tratamiento con grasa que las hacía completamente impermeables. En cuanto a los
zapatos, y esto es de las cosas que mas sorprendió a los investigadores, ya que
normalmente estos hombres de la edad de piedra iban descalzos, tenían una suela
de piel de oso muy gruesa. De esta suela salía, dando forma al cuerpo del
zapato, una red hecha con corteza de árbol que estaba rellena de hierba
prensada y seca que, hacia las veces de calcetín, y que conformaba un calzado
impermeable. Por encima de todo, se cubría con una especie de poncho hecho de
fibras vegetales. En un cinturón, y dentro de una bolsa de piel, llevaba lo que
podría ser nuestra navaja suiza, una serie de herramientas: un raspador, un
perforador, una lasca de pedernal afilada y un retocador que utilizaba para
afilar los utensilios. Llevaba dos recipientes de madera de abedul a modo de
platos; unas setas medicinales, y unas hojas de arce en cuyo interior, a modo
de mechero, transportaba brasas candentes para hacer fuego. A esto hay que
añadir otros objetos como cuerdas o una pequeña red para cazar pájaros. Además,
portaba sus armas, de las que hablaremos mas tarde, y que nos van a dar una
pista sobre qué pudo pasar.
Otzi con todo su equipo de montaña
Y ahora sí, toca presentarnos.
Este hombre de la edad de piedra de hace 5300 años, convertido en una momia
casi intacta, pasará a la historia como OTZI, “el hombre del hielo” y tomará su
nombre de los montes OTZAL, donde apareció. Una vez que se conoce a qué época
pertenece, los investigadores no le dan mas vueltas a su muerte; dan por hecho
que se extravió y que quedó atrapado en medio de una fuerte tormenta. Su cráneo
fragmentado indica que se cayó y se golpeó la cabeza. Esta tesis, la de su
muerte accidental, será la oficial durante los siguientes 10 años, aunque
durante ese tiempo muchos investigadores se preguntarán ¿cómo un pastor
experimentado, bien equipado, conocedor de las condiciones climáticas del
lugar, y que además había recorrido en innumerables ocasiones esa ruta con sus
animales, se dejó atrapar por una tormenta? ¿Por qué no se refugió en algún
abrigo rocoso?
Pero dejémoslo de momento aquí:
la muerte de OTZI fue un accidente. Ahora volvamos a ese valle montañoso de
hace 5300 años, vamos a reconstruir los últimos momentos de vida de nuestra
víctima con la ayuda de los prehistoriadores, de los forenses, patólogos y
genetistas que han estudiado en profundidad su cuerpo. El hecho de que Otzi
apareciera momificado permitió recopilar numerosos datos que saltaban a la
vista simplemente con mirarle. Sabemos, por la suavidad de sus manos, los
músculos fuertemente estresados y desarrollados, señal de que con asiduidad
realizaba largos desplazamientos, y el hecho de que su cuerpo fuera encontrado
en una ruta trashumante, que era un miembro de una comunidad sedentaria y que
se dedicaba principalmente al pastoreo. Su edad y el desgate por el uso de sus
herramientas nos hacen pensar que era un pastor experimentado. ¿Qué pudo pasar?
Lo mas probable es que en esa sociedad violenta, su comunidad tuviera algún
enfrentamiento con algún grupo nómada que quizá necesitara alimento en
invierno. Quizá intentaron robarles la cosecha que tendrían almacenada, o le
mataron algún animal. Lo que parece claro es que tuvo una pelea unos días
antes, ya que presentaba una herida profunda por objeto punzante en la mano
derecha que estaba cicatrizando. Lo cierto es que Otzi, al poco de producirse
esa pelea, huyó apresuradamente porque se sentía amenazado, como demuestra su arco,
sin terminar, y su carcaj de piel, en el que llevaba 12 flechas, de las que
solo dos estaban acabadas, con las puntas de sílex afiladas como navajas,
insertadas en el asta y pegadas con brea.
Lo que resulta evidente, es que llevar las flechas inacabadas era, en la edad de piedra, como ir a la guerra con una metralleta descargada. Es verdad, las flechas y el arco no estaban en condiciones de ser usadas, pero sin embargo portaba su arma mas preciada: un hacha de cobre.
Una de las flechas acabadas que llevaba Otzi
Lo que resulta evidente, es que llevar las flechas inacabadas era, en la edad de piedra, como ir a la guerra con una metralleta descargada. Es verdad, las flechas y el arco no estaban en condiciones de ser usadas, pero sin embargo portaba su arma mas preciada: un hacha de cobre.
Antes de continuar con la huida
de OTZI por las montañas, merece la pena que nos detengamos un momento en el
hacha de cobre. La aparición de esta hacha, fijaos un pequeño objeto, un
pequeño trozo de metal, va a provocar la revisión de toda la historia de esta
época. Hasta la aparición de esta hacha, los expertos pensaban que las culturas
europeas no habían conseguido tener la tecnología necesaria para fundir metal
hasta el año 2000 a.c Sin embargo, el
hacha de cobre de Otzi indica que ya conocían el método en el año 3300 a.c.,
que ya tenían la tecnología y el conocimiento para calentar la roca a 1000
grados cent., y poder separar el mineral del metal. Y seguro que pensaréis, "¡hombre Match!, no es para tanto, solo es un hacha de cobre". Pero os
equivocaríais si pensarais esto. La cabeza, la mente, el intelecto del hombre
de hace 5000 años, que consiguió crear ese pedazo de cobre, es equivalente a la
cabeza, a la mente, al intelecto del hombre que consiguió hacer el primer motor
de combustión o la primera placa electrónica para un ordenador. El hacha de
cobre, además, también nos indica otra cosa, que OTZI no era un cualquiera.
Poseer un arma de cobre, cuando el resto usaba armas de piedra, significaba que
era un hombre importante, quizá un jefe o caudillo de su comunidad.
El hacha de cobre de Otzi
Regresemos de nuevo a OTZI y a su
huida. Como decíamos, no tuvo tiempo de terminar sus armas, ni de afilar sus
herramientas. Huye apresuradamente, solo, lo que nos indica que por alguna
razón el resto de su familia o comunidad habían sido asesinados o habían huido
por otro lado. Sabe adonde debe dirigirse para que no lo encuentren, cree
improbable que le persigan si atraviesa las altas montañas alpinas, por eso se
equipa bien y se pone sus zapatos impermeables, que sabe que va a necesitar
para atravesar la nieve. Pero, ¿cuánto tiempo estuvo viajando antes de morir?
Los análisis de los útiles, nos dicen que OTZI vivía en el Valle de Venosta, a
aproximadamente un día de marcha de donde se halló su cadáver. De igual forma,
los análisis genéticos de su cuerpo que se realizaron muchos años después nos
indican que Otzi, en su huida, no podía ir demasiado rápido, ya que sufría
varias enfermedades que sin duda le provocaban mucho dolor. Tenía que pararse
cada poco tiempo para descansar. Los fuertes dolores articulares, fiebre, dolor
de cabeza, fatiga le atormentaban y le restaban agilidad y resistencia en ese
medio hostil. Es probable que OTZI sufriera alguna pequeña alteración cardiaca;
además padecía la enfermedad de LYME, que se contrae por la picadura de una garrapata.
También sufría peridontitis, una fuerte inflamación de las encías, y una
artritis que le afectaba a todo el cuerpo. Para tratar sus dolencias, Otzi
llevaba en su mochila hongos, algunos antibacterianos. Pero lo mas llamativo de
todo, lo que dejó a los expertos deslumbrados, eran los 61 tatuajes que OTZI
tenía repartidos por su cuerpo. Por supuesto, se pensó que tendrían un sentido
religioso, pero su estudio minucioso sacó a la luz un detalle curioso: los
tatuajes se agrupaban en las articulaciones y en el pecho, lo que indicaba que
tenían un fin terapéutico, ya que es donde OTZI debía de sufrir fuertes
dolores: en las articulaciones por la artritis y en el pecho por los problemas cardíacos.
Uno de los tatuajes terapeúticos que recorrían el cuerpo de Otzi
Pese a todo, OTZI, continua su huida.
El polen que se encontró en su estómago
nos indica los movimientos que realizó. En su estómago encontramos
primero una capa de polen de los árboles que pueblan las partes bajas de
montaña, después polen de árboles de altura, de coníferas, y encima de esta
nuevamente otra de árboles de abajo. Es decir, subió la montaña, probablemente
cuando sintió o creyó que el peligro no existía decidió bajar, pero abajo de
nuevo se encontró con sus perseguidores y decidió entonces volver a subir.
Cuando lleva mas de un día
caminando, decide parar y descansar junto a unas rocas. Está cansado y
hambriento. Los análisis del contenido de su estómago, realizados en el año
2018, nos dicen que la comida que contenía estaba prácticamente sin digerir, y
que antes de morir, se había dado un auténtico banquete: carne de cabra montés
y de ciervo, muy grasas y poco digestivas. También comió cereales y algunos
helechos tóxicos, probablemente para tratar de aplacar un dolor de estómago.
Está a punto de morir … y es aquí cuando entra en juego la figura del radiólogo
Paul Gotsner, que, en el año 2001, realizando una revisión radiológica
exhaustiva del cuerpo de OTZI se da cuenta de algo que hasta entonces nadie
había visto: debajo de la clavícula del brazo que tenía completamente
extendido, había una pequeña mancha blanca que no debía estar allí. Esta mancha
no era otra cosa que la punta de una flecha de sílex. De igual forma, Gotsner,
identifica cuatro costillas rotas que no habían empezado a cicatrizar y sangre
coagulada en la cabeza, que indicaba que había recibido un fuerte traumatismo
antes de morir. Las conjeturas se multiplican y se abandona definitivamente la
teoría de la muerte accidental en medio de una tormenta.
Aspecto real que debió tener Otzi cuando estaba vivo
Todas estas pruebas se entregan a
un departamento criminalístico alemán, que establecen un relato aproximado y
verídico de lo que pudo pasar una vez que OTZI se detiene a descansar y a
comer. Mientras está reposando, confiado, probablemente sentado o en cuclillas,
es atacado a traición por la espalda. OTZI no se percató de que sus
perseguidores estaban al acecho. El asesino de OTZI, a unos 30 metros, se
arrodilla, saca una flecha y con sigilo tensa el arco. La flecha sale a gran
velocidad e impacta en el hombro izquierdo de OTZI, que cae fulminado,
derrumbándose boca arriba sobre una piedra.
La flecha le perfora una arteria
justo por debajo de la clavícula. OTZI comienza a desangrarse a gran velocidad.
El asesino se levanta y se dirige hacia OTZI, que respira entrecortadamente.
Coge una enorme piedra y procede a efectuar el golpe de gracia en la cabeza de
OTZI. A continuación, voltea su cuerpo moribundo, colocándolo boca abajo y
flexionándole el brazo que le molesta, pone un pie en su cuerpo y tira con
fuerza para extraer la flecha, rompiéndole las cuatro costillas. Sin embargo, pese
a lograr extraer el asta no consigue sacar la punta de la flecha, que reposará
junto al cuerpo de OTZI durante los siguientes 5300 años. El hecho de que su
asesino se acercara hasta OTZI para propinarle el golpe de gracia, arrancarle
la flecha que le había disparado, y, que, pese a su valor, no se llevara la
preciada hacha de cobre de OTZI, nos indica dos cosas:
que el asesinato no tuvo
como móvil el robo; que el asesino fue muy
cuidadoso al no dejar pruebas. No quería que le descubrieran.
Reconstrucción de la huida de Otzi
Lo normal es que este asesinato
jamás hubiera sido descubierto, ya que el cuerpo de OTZI, en medio del glaciar,
que se movía a 30 metros por año, debería haber quedado completamente
destruido, al ser arrastrado junto a millones de toneladas de piedras. Pero
OTZI fue a morir en el lugar idóneo: 10 metros a la derecha o a la izquierda, y
el glaciar lo hubiera engullido. El sol y el viento secaron su cuerpo. Las
rocas que tenía alrededor formaron una improvisada trinchera y tres metros de
nieve y hielo que le cayeron encima formaron un perfecto sarcófago, y lo
salvaron de ser arrastrado, preservándolo intacto, como una cápsula del tiempo,
durante mas de 5000 años: la momia natural mas antigua del mundo, que ahora
yace, conservado para la posteridad, en una urna a una temperatura constante de
-7 grados centígrados, en el Museo de Arqueología de Bolzano, adonde, por
cierto, pueden ir a visitarle los 19 parientes vivos que sigue teniendo en la
actualidad.
Este es OTZI, un auténtico
viajero en el tiempo, una reliquia de la edad de piedra que nos trajo la
información necesaria para conocer como vivía el hombre prehistórico, y cuyo
asesinato sigue siendo un caso abierto.
Este artículo ha sido realizado a partir de la consulta de los siguientes documentos:
- Un artículo de revista muy actual y recoge de
forma concisa todo lo que se sabe hasta hoy de Otzi. Esta en la revista
HISTORIA DE NATIONAL GEOGRAPHIC, y que se titula simplemente OTZI.
- Sin duda, si os ha llamado la atención, tenéis
que ver algún documental, porque una cosa es escuchar o leer una descripción, y
otra ver sus imágenes. Hay uno en concreto, emitido en la noche temática de La
2 que se titula OTZI EL HOMBRE LOS HIELOS. Es muy bueno porque no solo contiene
las imágenes del momento en qué lo encuentran y las labores para sacarlo del
glaciar, sino que además podemos ver el proceso de investigación y las
intervenciones y análisis que hacen sobre su cuerpo los especialistas.
- Hay otro documental, de ODISEA, titulado EL
RENACER DEL HOMBRE DE HIELO. Muy curioso porque en él podemos ver al artista
que a partir de un molde volvió a darle vida, recreándole tal y como debió ser
cuando estaba vivo. Aunque las fotos de
cómo quedó podéis verlas fácilmente en internet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario